“¿Por qué los contadores de mitos, pensaba, van a tener el monopolio de los medios que han inventado los hombres para expresar el placer y la hermosura del mundo? Sin esos medios, el mundo que habitamos corre el riesgo de parecer inhóspito, y para su comodidad las personas preferirán echarse en brazos de las fantasías, aunque dichas fantasías sean perniciosas. Con la ayuda de la poesía, sin embargo, la verdadera naturaleza de las cosas -un número infinito de partículas indestructible que cambian la trayectoria para acabar chocando unas con otras, enganchándose, naciendo a la vida, separándose, reproduciéndose, muriendo, recreándose, formando un universo sorprendente en constante cambio- puede ser reflejada en todo su esplendor.”
Fragmento de “El Giro, de cómo un manuscrito olvidado contribuyó a crear el MUNDO MODERNO” de Stephen Greenbaltt. Ed. Crítica. 2012.
Una obra basada en hechos reales, en la que se relata cómo en 1417 un humanista recuperó un manuscrito del filósofo romano Tito Lucrecio escrito en el siglo I antes de Cristo. Ese manuscrito había estado perdido durante más de 1.000 años, oculto bajo el oscurantismo medieval contrario a la evolución científica e ideológica. La difusión de sus “peligrosas ideas” fue una de las fuentes del giro cultural del Renacimiento, un cambio ideológico del que surgió el mundo moderno. Ese libro perdido y recuperado ejerció una influencia relevante en pensadores y científicos que van desde el Renacimiento hasta Einstein.
Salvando las métricas temporales y la profundidad del cambio de rumbo, y con un poco de imaginación podríamos considerar que hoy nos encontramos en una etapa de poca claridad. Un periodo gris marengo cuyo inicio se puede situar en función del enfoque utilizado. Así, en 2008 con el inicio de la crisis; en el año 2000 con el dumping económico en el que todo es posible sin miramientos más allá del dinero; en los 70 cuando los 60 mostraron el declive de su efervescencia. En los 90 cuando el sueño de la sociedad moderna española imaginada en la transición, se reveló en demasiadas ocasiones un escenario de oportunistas y corruptos, más doloroso en los casos de líderes que portaban las banderas de la ilusión.
La toxicidad que provoca la situación diagnosticada con palabras que ya se han puesto de moda: desilusión, desafección, individualismo, desesperanza,... parece provocada por algo más –y más preocupante- que los etéreamente famosos mercados financieros y su crisis cíclica o sistémica. Resulta altamente infecto para el individuo la ausencia (u olvido) de los valores.
Si tuviéramos que estimular un “giro” a esta situación, qué elementos esenciales de nuestra CULTURA –en el sentido más amplio- hemos olvidado o consentido pervertir? Qué deberíamos recuperar para volver a ser individuos construyendo una sociedad mejor?.
Podemos decir que...
¿Tenemos democracia por tener establecida la separación de poderes inventada por Montesquieu?. ¿Tenemos justicia por tener tribunales? ¿Tenemos Europa por tener esta U.E.?
¿Tenemos política sin que la política suceda también en la calle? ¿Tenemos economía si ésta no sabe de valores? ¿Tenemos ciudadanos sin una ilusión colectiva? [...]
El FORUM CREA tiene como objetivo proponer a los ponentes, cada uno desde su ámbito de relevancia, identificar qué elementos de los que nos definen como sociedad equilibrada del bienestar, hemos perdido en el ya largo camino del desencanto. Y cómo esos elementos, traídos como el poema de Lucrecio, pueden provocar un peligroso renacimiento de la ilusión colectiva por lo real que puede ser, que podemos ser.
